Nota biblioestilográfica
Entre sus aficiones no se encuentra la de redactar poéticas. Piensa que las reflexiones sobre el oficio donde mejor quedan es dentro de los poemas mismos, convertidas en literatura, como muy bien nos lo demuestran ejemplos tan espléndidos y útiles como «East Coker», «El juego de hacer versos» o «Jardín inglés». A las poéticas, además, les suele pasar lo que a los prólogos: se escriben después, se colocan antes y luego nadie las lee, ni antes ni después.