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Cerezas con corazones
Lápiz de color
(9 x 12 cm.)

Calo Carratalá. Pinturas
Valencia, Ayuntamiento de Torrent, 1990.
(Poemas «Dependienta» y «Coito»
y la prosa poética «Tamaño natural».)

 

Dependienta

       La veo subir la persiana, pese al día de sol, pese a la averiada báscula; empezar a repartir tomates más sonrisas, sonrisas más naranjas, y todo en bolsas, con pulcritud y un letrero bien al fondo pero en lo alto, que prohíbe (¿porque es chica?) tocar el género.

       Ahora se fija en cómo riegan los chopos de la calle.

       A veces me la tapa un pilar.

       ¿Será virgen?

Coito

Le vinieron las ganas
a eso de las seis.
Entramos en el cuarto
y, arrodillado en la alfombra,
estuve arremetiendo.
Fue chulo, en verdad.

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Manzanas con fondo verde
Óleo sobre lienzo
(46 x 36 cm.)

Tamaño natural

       No te llamas Eva, y nada sabes del pecado original. Tampoco creo en el paraíso de tus ojos azules, provocadora muñeca: son de plástico. Mirar con ellos debe ser como contemplar el mundo valiéndose de tan sólo dos juguetes. Muy lúdica tu existencia, placentera como un campo de fresas forever. Todo lo que necesitas es amor. Pero no importa. Me conformaré con que me indiques cómo encontrar el mercado del arte. Los cuadros son buenos samaritanos que acogen amablemente mi mente sedienta de zumo estético. ¿Pasadas cuántas manzanas, junto a qué edificio? No, no quiero que me acompañes. Aunque conozcas personalmente al pintor. Dicen que espera a que las obras caigan lentamente, por el peso de la maduración, del árbol de su talento. Que ha dado reinetas, cristalinas muestras acerca de cómo un artista debe administrar su libre albedrío. Y que en cierta ocasión una estilizada dependienta (después de una memorable noche estrellada de silenciosos coitos), así le habló: «Usted sí que sabe, vaya si sí, lo que cuesta sudar unos kilos de estupendos cuadros; cuán agradable debe resultar tener entre las manos un bonito catálogo a la hora de morir».